Barcelona, mi ciudad

Leyenda sobre la fundación de Barcelona
De origen romano, atribuye la fundación a Hércules (Heracles en su versión griega), 400 años antes de la fundación de Roma. En esa versión, Hércules, tras el cuarto trabajo, se une a los argonautas liderados por Jasón a la búsqueda del vellocino de oro, cruzando el Mediterráneo mediante nueve navíos. Una tormenta dispersa la flota cerca de la costa catalana, aunque consiguen reagruparse todas excepto una nave. Jasón encarga entonces a Hércules la búsqueda del noveno navío. Encontró el naufragio de la Barca Nona (novena) junto a una suave colina (Montjuïc). A los tripulantes les agradó tanto el lugar que con la ayuda de Hércules y Hermes fundaron una ciudad con el nombre de la Barca Nona, Barcanona.

Los layetanos (en latín laeatani) eran un pueblo íbero que habitaba en la costa de la provincia de Barcelona, entre los ríos Llobregat y Tordera. Por el interior se extendían por la llanura del Vallés, quizá hasta la actual Manresa, aunque más probablemente esta ciudad fuera de los lacetanos.

Barcinon fue fundada hacia el siglo VI a. C. —aunque después quizás fue refundada como Barkeno por los cartagineses—. Anteriormente existió una ciudad cercana a Montjuic, que probablemente se llamaba Laie de la que tomaron el nombre.
Como otros pueblos iberos, construían sus poblados sobre cerros y rodeados de murallas; las casas eran rectangulares y de piedra. Vivían de la caza, la pesca y la agricultura y tejían lana y lino. Su cerámica era poco desarrollada y trabajaban el bronce y el hierro. Almacenaban el grano en silos. Sus vinos eran apreciados. Uno de sus alimentos básicos fue un derivado lácteo similar al yogur.
Claudio Ptolomeo menciona también, como situado entre Baitulon y Ailuron, el Lunarion Akrum, el «Promontorio Lunario», probablemente un santuario lunar.
Existen referencias de monedas acuñadas con las leyendas Laiesken[2] e Ilturo.

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